martes, 10 de julio de 2007


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Columna de las Americas
Macehual: Por Roberto Rodríguez
26 de junio de 2007
Huehuetlahtolli o palabras antigüas para el migrante.

Tus huellas no siempre dejan marca en los desiertos, montañas o ríos.
Como una sombra, ellas te siguen a todas partes. Desde México y
Centroamérica, y Sudamérica también, ellas te siguen hacia El Norte.

Desde tus campos y fábricas diezmados por el TLC, tus huellas te
siguen hacia fábricas tóxicas y campos cargados de pesticidas. Ellas
te siguen hacia plantas procesadoras de alimentos y manufactureras,
lugares en construcción, hoteles y restaurantes. Por más de un siglo,
en cualquier lugar en donde haya habido un trabajo tedioso, peligroso
y lastimoso, tus huellas te han guiado hasta ahí.

No les creas a las noticias; aquí, algunos te quieren, otros te odian
y más, quieren explotarte. Algunos incluso se parecen a ti. Tú haces
que grandes compañías ganen billones y a ti te dan centavos. Estas
compañías bajan los salarios y cierran fábricas y te culpan a ti.
Aún
así, les encanta tu ética laboral: muchas horas, bajo salario y nada
de prestaciones. Tu aportas al seguro social, al seguro médico y
contra el desempleo sabiendo que nunca recibirás nada. Pero para
demasiados políticos y extremistas tú eres un delincuente,
narcotraficante y una carga. Incluso un terrorista.

Lo que a muchos les gusta es tu silencio: sólo trabaja, no te quejes.
No te organices con otros o pelees, y si tienes que hablar: "In
English, damn it!" Y si alguna vez caes enfermo, te dirán: "¡regresa
de donde veniste!"

No le creas a la excesiva publicidad; tú pagas impuestos exorbitantes,
tú haces ricos a las compañías transnacionales, empresarios, grandes
propietarios, comerciantes y a la tesorería de la nación. Sin ti, los
precios de los alimentos estarían por los cielos, los precios de los
hoteles y de las casas serían imposibles de pagar, los jardines se
llenarían de hierbajos, las casas, coches y oficinas estarían sucias
y
los niños y ancianos de la clase media y de los ricos estarían sin
cuidado alguno. A través de tu sudor, tú les haces la vida fácil y
les
haces su sueño realidad, y aún así ellos ruegan porque se construyan
muros y para que te atrapen.


Esos que te infaman luchan por una sociedad de control porque América
es una idea; ellos creen que fue creada por Dios para los americanos,
y para muchos, los mexicanos no son americanos. No son americanos
verdaderos, no son una parte de su sueño. Ellos te odian porque al
igual que los pueblos Indígenas de este pais, tú eres un recuerdo
vivo
de que sus ancestros vinieron de lejos… de que ellos son parte de una
nación joven, no de una civilización de miles de años. Tú eres el
recuerdo vivo de que su proyecto de robo de tierras llamado el Destino
Manifiesto falló, aunque muchos crean que solamente está en pausa.

Esos que te denigran odian especialmente, y al mismo tiempo codician,
tu color. Tienen esquizofrenia. Les encanta tu comida y les encanta
que les sirvan y que les limpien, preferentemente en silencio y sin
que los molesten. Odian tu idioma, pero hacen que sea imposible para
ti y para tus hijos ir a la escuela y recibir una educación superior.
Y especialmente odian el hecho de que tus hijos –no los suyos- algún
día serán bilingües. Las únicas palabras en español que permiten
son:
"Sí señor."

Por eso te insultan y te llaman con ciertos nombres, empezando con
inmigrante. ¡Tú no eres un inmigrante! Ellos también te acusan de
ser
flojo y de ser mantenido por el estado, esto mientras se quejan de que
les quitas sus trabajos. Ahí está otra vez esa esquizofrenia. Esos
trabajos que nadie quiere, afirman, están reservados para los
afroamericanos y los hispanos de Estados Unidos. No es de sorprender
que los mejores trabajos no están reservados para ellos. Ah, y cómo
les encanta columpiarte como una piñata política. Ellos no culpan a
las grandes compañías de esta explotación, en lugar de eso ellos te
culpan a ti y te etiquetan como illegal allien –aunque sepan que
ningún ser humano es ilegal y que tus ancestros han atravesado estas
tierras por miles de años. Ellos ignoran esto y te llaman wetback o
mojado. Sí, esos mismos cuyos ancestros vinieron en barcos… Cuando
aprendas su lengua, ellos te llamarán frijolero. Y es verdad; por
milenios hemos estado comiendo frijoles, maíz, calabaza, nopales y
chile –una dieta indígena saludable.

Migrante: tienes el derecho a ser tratado con dignidad y respeto. Ni
los gobiernos o las Naciones Unidas reparten derechos humanos, más
bien, los derechos nacieron contigo; ellos sólo los reafirman.
Siempre recuerda eso. Nunca lo olvides.

Migrante: no le creas a su propaganda; ellos siempre te han querido y
te han necesitado… sólo que sin derechos y sin voz. Sí, incluso
aquellos que te odian, en el fondo te admiran y te envidian. Ellos
saben de tu sacrificio, tu esfuerzo y de tu inspirador compromiso con
la familia. Ellos también tienen conocimiento de esas huellas que
nunca lograron salir del desierto. En otros tiempos, ellos te honrarán
y te darán las gracias.

(c) Column of the Americas 2007

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